martes, 10 de julio de 2018

Intercambio de cartas


Título: Intercambio de cartas
Género: Romance, cómico
Pareja: TegoMass  [Tegoshi Yuya x Masuda Takahisa]
Fandom: NEWS
Palabras: 1,457
Tipo: One-shot
Resumen: Emma hace una travesura
Nota: ¡¡Feliz cumpleaños Naty!

Emma no lo había hecho nada con ideas destructivas o malas, en lo absoluto. Emma solo había estado jugando y en parte, había sido culpa del chico por haber dejado algo tan valioso en la mesa de centro de su sala, un lugar que se encontraba al perfecto alcance de la adorable perrita. 
Regañar a Emma no serviría de nada.

Yuya veía con ojos llorosos una carta que había escrito hace mucho tiempo, (o bien, los pedazos que quedaban de esta) más o menos, por el tiempo de su segundo debut. La había escrito más por obligación que por voluntad propia, ya que le había tocado, junto a cierta persona especial para él, participar en una sección de un programa en el que solían aparecer regularmente.

“Intercambio de cartas”.

Yuya recordó con claridad cómo es que esa carta había visto la luz, cuánto batalló consigo mismo para escribirla, y al mismo tiempo lo mucho que le había gustado, aún si su contenido no fuese tan largo, pero todo su contenido era muy valioso, para él… y sabía que para la persona a la que iba dirigida también.

Se preguntó así mismo por qué había conservado ese pedazo de papel. Realmente no era la gran cosa, no era un papel especial, no tenía decorados, ni si quiera era de color, poco faltaba para haber sido una hoja arrancada de un cuaderno y para rematar tampoco había usado alguna tinta fina para ella. Era solo una carta en un papel cualquiera escrita con algún bolígrafo común.

Pero era “esa carta”. La carta que lo había hecho feliz, la carta en la que por primera vez materializó sus sentimientos. Y por eso no podía evitar sentirse mal. Aún se lamentaba haber deseado cambiarla de lugar, en la gaveta del armario donde guardaba fotografías y recuerdos de sus días de secundaria estaba bien… ¿Por qué la había sacado de ahí? Emma jamás la habría encontrado ahí.

Sonó el timbre. Y ahí recordó por qué sacó tan valioso recuerdo.

Al abrir la melena de cabello rojo brillante, alborotado al estilo “me acabo de levantar” , se hizo presente, deslumbrando una brillante sonrisa, que podría, según varias fans, y él mismo rubio, podría salvar al mundo de toda la maldad existente.

- Massu… llegas puntual

- Siempre soy puntual… Más si es por ti.

Yuya sonrió dejándolo pasar, la bonita Emma procedió a saludar al recién llegado, y aunque al pelirrojo a veces todavía lo ponía nervioso la presencia de la “adorable hija” del rubio, le levantó en brazos para acariciarle la cabeza y la volvió a colocar en el piso.

- La encontré. Estaba, tal cual recordaba en mi carpeta de graduación del instituto. Me pregunto por qué la dejé ahí… ¿Tú has encontrado la tuya?

Yuya sabía a qué se refería. Y no quería contestar.

- Creo que… lo de las cartas es…

- La perdiste. Yuya ¿La has perdido? Ya sabía que no podía confiar en que conservaras algo así… No te preocupes, no es nada.

- No, no es que la haya perdido o botado… es diferente.

- ¿Dónde está?

- En la mesa.

El pelirrojo desvió la vista a la mesa del comedor y al no ver nada, procedió a la mesa de centro, y lo único que vislumbró fueron pedazos de papel cortados de manera descuidada, algunos más grandes otros húmedos, unos más bajo la misma mesa, por tal motivo no tardó en hacer conjeturas.

- ¿Tuviste un ataque de ira y mordiste tu carta?

Yuya lo miró completamente atónito y empezó a reírse con ganas, acercándose a su novio, y llevarlo a sentarse ambos en el sillón más grande de la sala del menor.

- Ya sabes de mis problemas para el manejo de la ira…

- Pero mira que morder algo así… Pensé que era importante.

- Lo era… digo ¡lo es!, es solo que me descuidé un poco porque quería ponerle una mica o algo para que no…

- ¿Y perdiste el control de ti mismo atacando la carta? –Massu levantó una ceja y Yuya negó al fin.

- Emma  la jaló, supongo que mientras buscaba la dichosa mica que le quería poner, cuando lo quise hacer encontré a Emma con un pedazo de papel en su ropa…

- ¿Tenía algo escrito?

- ¿Eh? ¿La carta? ¡Obviamente!

- No, bueno, sí… Me refiero al pedazo de papel en la ropa de Emma.

- ¿Eh? ¿Qué tipo de pregunta es esa?

- Una pregunta nada más.

- Estás molesto.

- No lo estoy, no es como si Emma hubiese querido romperlo a propósito, sé que te cela mucho, pero ya aceptó que yo soy su padre también así que… solo quiero saber qué pedazo de papel había en la ropa de Emma.

Tegoshi no supo si reírse ante el comentario del mayor, mirarlo con sorpresa, o simplemente responder ante lo que el mayor le pedía saber.

-大好きだよ.

- La última parte entonces.

- ¿Eh?

- “Para Masuda Takahisa. Massu. Hola, este es Tegoshi Yuya.” – Empezó a entonar Massu, con suavidad– “Para ser honesto, escribir una carta como esta es algo vergonzoso, pero ya que se ha presentado esta oportunidad, quiero disculparme contigo por una cosa. Siento tanto haberte llamado “Massu” con tanta familiaridad cuando nos encontramos por primera vez. Creo que sentí afinidad hacia ti, tal vez, pero… por ser una persona tan amable con alguien “egoísta sin ninguna mala intención” como lo soy yo, creo que eres una persona en realidad maravillosa. Ya que debutamos juntos como NEWS, hemos podido cantar muchas veces juntos. Así que cuida de mi de ahora en adelante…”

El mayor miró al contrario con la intensión de que este culminara lo que había recitar, como si de un poema de dominio público se tratase, como si fuese la letra de alguna canción famosa o simplemente algo que le había salido del corazón. Yuya no podía creerlo.

Repitió entonces las últimas palabras de esa carta que hace tanto había escrito…大好きだよ.

Yuya culminó esa acción acercándose al mayor, besando los labios que le habían recordado con precisión sus sentimientos de su yo de 19 años. Sentimientos que habían cambiado solo para incrementar. Y dicho sea de paso, un poco más ahora que se había dado cuenta de que el mayor, aún recordaba con tanta precisión esas palabras.

- ¿Cómo es que aún lo recuerdas? Te la leí solo una vez.

- ¿Cómo no recordar la vez que te confesaste? –Respondió el mayor con una sonrisa divertida.

- Pero aun así… memorizar algo así… Massu eres genial.

Masuda quería disfrutar un poco de esas palabras, pero terminó por empezar a hacer la risa boba que lo delataba cuando hacía una mala broma, un mal chiste o alguna cosa rara que casualmente solo él y unas cuantas de sus fans encontraban gracioso.

- Bueno… Me la sé porque las escuché muchas veces.

- ¿Eh?

- Escuché esa carta tantas veces como fue posible… porque quería creer en que las últimas palabras eran ciertas.

- ¿Me grabaste?

- ¿Yo? Para nada, pero fue fácil conseguir el vídeo de nuestro intercambio de cartas –Se encogió de hombros– Fue para el Shonen Club de todos modos ¿No?

Yuya guardó silencio y pasó a buscar en un segundo a otro en las ropas de Massu la carta del mayor, manoseándolo un poco de paso. Quería, necesitaba encontrar la carta del contrario, podría memorizarla también, si el pelirrojo lo había hecho, él quería hacer lo mismo, era algo valioso para ambos, a fin de cuentas, gracias a ese intercambio empezaron a verse de manera diferente hasta culminar en la pareja que ahora eran.

Pero Massu fue más rápido, por raro que parezca. Y le dio su propia carta a la pequeña Emma que se había asomado por ahí hacía poco y sin mucha duda, esta empezó a jugar con los pedazos de papel, hasta destrozarlos por completo.

- ¿Por qué has hecho eso? –El rubio estaba entre molesto y curioso.

- Porque creo que deberíamos hacer nuevas cartas.

La sonrisa se dibujó en ambos, y aunque se sintieron de lo más cursis y tontos, yendo a la papelería a comprar un papel bonito, bolígrafos especiales y micas para cada carta, se dieron cuenta de que quizás era una manera más sencilla de poder expresar algunas cosas que se querían decir, cosas como las que en un principio Yuya decidió escribir antes que decir.

“Vivamos juntos”. Fue lo que escribió Massu como final de su carta, que le leyó a Yuya esa misma noche.

“Te amo”. Fue lo que Yuya escribió al final de la suya, y de alguna manera para ambos, las dos frases significaron lo mismo.

miércoles, 11 de abril de 2018

Familia


Título: Familia
Género: Romance
Pareja: TegoMass  [Tegoshi Yuya x Masuda Takahisa], KoyaShige [Koyama Keiichiro x Kato Shigeaki]
Fandom: NEWS
Palabras: 2,588
Tipo: One-shot
Resumen: NEWS son como una familia


Nada que hacer, podría decirse, estaban a la mitad de un descanso entre ensayos de su gira, esta al ser completamente en Arenas no implicaba grandes cambios de una locación a otra como lo sería si incluyeran alguna presentación en domo, pero igual había que hacer pruebas de varias cosas antes de dar el concierto: pruebas de sonido, accesorios, vestuarios, repaso de algunos detalles entre otras cosas.

Normalmente tenían cada uno su propio vestidor, pero esta vez habían decidido usar solo uno (el que originalmente le habían dado a Koyama) para estar todos juntos en su descanso, era un espacio medianamente amplio, contaba con dos sofás de cuero negro, un par de sillas, una pequeña mesa y un tocador donde estaban los teléfonos de Koyama y Shigeaki. Tenía además el perchero donde estaban los vestuarios que Koyama usaría ese día en el concierto.

Tegoshi estaba recostado en uno de los sofás, donde a penas y cabía perfectamente, mientras que los otros tres estaban distribuidos en el resto del vestidor, Masuda y Shigeaki en el otro sofá y Koyama sentado en una de las sillas que estaba cerca de la mesa.

Tegoshi levantó la vista y miró a Koyama, este le sonrió y entendió que Tegoshi quería algo de beber, por lo que le acercó su botella de agua, Shigeaki se rio un poco ante tal acción y fue que decidió romper el silencio.

- ¿Eres su sirviente, su novia o su mandadero, Keii-chan?

- ¿Qué quieres decir?

- Basta que Tegoshi te mire para que ya estés haciendo lo que sea que él te pida

Las risas de Tegoshi se hicieron presentes, junto a una mirada curiosa de Masuda, no era la primera vez que un comentario de ese tipo salía a relucir en el grupo: Keii-chan siempre era muy atento con el más joven del grupo desde que todos tenían memoria.

- Keii-chan no es mi novia. Es mi madre –Respondió después de reírse un poco y tomar agua al pelinegro del grupo. Y esto causó una pequeña carcajada de los demás.

- ¿Tu madre? ¿Soy tu madre? ¿No querrás decir tu padre? –Keii-chan interfirió, algo contrariado.

- No, en lo absoluto. Mamá es quién consciente, o a veces la abuela, pero eres muy joven para ser mi abuela, así que eres mi madre –Tegoshi explicó medio serio, medio en broma.

- En todo caso soy muy joven para ser tu madre.

- Eres mi madre, Keii-chan.

- Eres madre soltera Koyama –Le hizo burla el pelinegro –Y tienes un hijo muy mimado, deberías tener más cuidado en como lo educas.

- ¿De qué hablas, Shige? –Tegoshi lo interrogó haciéndose el ofendido y sorprendido al mismo tiempo, Shige pensó que le reclamaría por lo que dijo de que estaba mimado o pensando que anexaría algo más.

- ¿Eh?

- Si Keii-chan es mi madre, naturalmente tú eres mi padre.

Pasaron unos extraños segundos antes de que tanto Koyama como Masuda estallaran en risas, la cara de Shige pasó de ser una expresión burlona, a una dudosa, confundida a finalmente una medianamente enojada.

- ¿Por qué soy tu padre? ¡No tiene sentido!

- ¿Cómo qué no? ¡Tú me quieres y consientes tanto como Keii-chan! Solo que como buen padre, también me llamas la atención y me regañas. Eso hacen los padres. Eres mi padre ¡Shige-papá!

Masuda no podía contener la risa, de un momento a otro Tegoshi había establecido su familia dentro del grupo, y Koyama quién en un principio tal vez pudo haber estado contrariado por su papel de madre, al ver la reacción de Shige solo se metió más en su papel.

- Ya cariño –Dijo en broma, acercándose a Shige con cuidado –Deja que el pequeño Yuya diga lo que quiera, así lo hemos criado.

- ¡¿Pero qué….?! –Shige se estaba exasperando, pero intentó seguir el juego de Koyama –Pero tu pequeño Yuya se porta mal. Deberíamos castigarlo de vez en cuando.

- Pero ¡míralo! Tan lindo… El corazón se me encoge de pensar en castigarlo…

- ¿Sin soccer una semana?

- No ha hecho nada tan malo…

- No, Yuya no ha hecho nada malo~ -Dijo el aludido hablando en tercera persona conteniéndose la risa, temiendo en parte a que sus “padres” si le quitaran el “permiso” de ir a jugar soccer. No es que fueran a convertirlo en realidad, pero aún en juego si le daba algo de pánico pensar en esa situación.

Masuda solo se reía de la escena que estaban montando sus compañeros de grupo. Permanecer callado era la mejor forma de mantenerse al margen de ser incluido en la rara familia que acababa de ver “nacer”.

Les llamaron para ir dar continuidad a su ensayo del concierto pero antes de que algo más pasara Shige se acordó de que Masuda aún no era parte de la “familia”

- Keii-chan, “amor” –Se le dibujó una sonrisa avergonzada al decirlo, pero quería decirlo en su papel, el contrario le dirigió la mirada mientras que Tegoshi estaba acomodándose los zapatos y Masuda se acomodaba la ropa -¿Y Massu?

El aludido se quedó mirando y todos miraron a Tegoshi, autor principal de la familia, los “padres” se miraron después entre sí, pensando en que Massu no sería más que su hijo mayor o algo así, y de hecho Keii-chan estaba por abrir su boca en respuesta pero Tegoshi se adelantó

- Massu no es de nuestra familia. Es imposible que estemos emparentados.

-¿Qué? –Dijeron los tres.

- Massu no es de la familia –Sentenció Tegoshi, y de alguna manera se sintió como si hubiese sido una especie de “ataque”, Masuda, quién en un principio no parecía tener interés en formar parte de su juego se sintió realmente mal por ser excluido del pequeño juego de Tegoshi.

Y lo cierto es que el concierto no fue mucho mejor. Que si Massu estuvo animado, al igual que los otros tres, de alguna manera no se sentía tan cómodo ¿Por qué le molestaba tanto? ¡Era un estúpido juego! Algo que Tegoshi había dicho sin intensión (o quizás sí), pero que no tenía mayor importancia. Tampoco es que quisiera ser  “hermano mayor” de Tegoshi, cosa de la que estaba seguro que le tocaba ser en la “familia”, pero no le cuadraba por qué Tegoshi había sido tan tajante en la idea de no incluirlo.

El concierto acabó. Y aún les quedaba el día siguiente con dos conciertos para dar por terminados los shows en esa ciudad… Era hora de la cena, y ya que previo a la extraña conversación familiar habían acordado comer juntos, se reunieron en el comedor del hotel donde se hospedaban.

- Cena familiar –Canturreó Tegoshi al paso en que se dirigían juntos al comedor, cosa que causó que todos recordaran el asunto que los entretuvo antes de dar el concierto.

- Koya-mamá y Shige papá van a dejar que Yuya coma lo que quiera ¿No? –Dijo el rubio con tono de burla.

- No sabía que nuestro hijo tenía cinco años… juraría que tenía 30 –Dijo Shige.

- ¡Es imposible que tenga 30 años! ¡Eres mi padre Shige! ¡Es imposible que tú tengas 30 años y yo, que soy tu hijo, también tenga esa edad! Aunque tampoco tengo 5 años.

- En ese caso deja de comportarte como niño, Tegoshi.

- ¡Mamá! ¡Shige-papa me llamó Tegoshi! –Dijo en tono de berrinche el más joven del grupo.

- ¡¿Y qué no es ese tu nombre?! –Se quejó Shige medio enojada, medio en broma.

- Soy Yuya. ¡Tú mismo me has dicho que escogiste mi nombre cuando nací! –Explicó con suavidad el dueño de la voz de berrinche.

Masuda iba en silencio, no tenía ya ninguna intención de intervenir, y aunque a Koyama le hubiese gustado la interacción de “su hijo mayor” dentro de su pequeño juego, decidió no decir nada, porque sabía que quizás eso ocasionaría otro berrinche de su rubio gritón.

La plática entre Shige y Tegoshi se extendió un poco más de tiempo, debatiendo ambos en que si uno debía dejar de ser tan infantil y el otro en que “papá” lo estaba regañando demasiado, siendo que así llegaron al fin al comedor donde cenarían, el pelinegro y castaño se fueron a ver que había para comer y las bebidas, dejando a los chicos de cabello exótico en la mesa donde se sentarían.

- ¿Estás nervioso, Massu? –Preguntó al fin el rubio cuando estaba contemplando a los otros dos que estaban decidiendo el sabor de sus bebidas para los cuatro al otro lado del comedor.

- ¿Nervioso?

- Pienso que es lo normal, pero tranquilo. Son buenas personas.

Quizás Tegoshi se estaba volviendo loco, o quizás estaba bebido, no tenía mucho sentido para Masuda su conversación, de hecho, no entendía a Tegoshi en muchas cosas, pero ese día estaba un poco más raro de lo normal.

La comida estaba servida, gracias a que era un buffet cada quién había podido escoger lo que quería comer esa noche y aun así pasar un agradable tiempo juntos, platicando acerca del concierto de ese día, el MC que había hecho, el cómo Yuya había olvidado la letra de una canción y cómo Shige le había reclamado por no conocer sus propias canciones, pero obteniendo una llamada de atención de que él también había olvidado algo: parte de la coreografía de otra canción.

- Mamá, papá… Tengo que decirles algo importante.

Masuda se sintió incómodo, volvían a estar jugando y el sentimiento de sentirse de “sobra” no hizo más que hacerse más latente.

- ¿Qué sucede, Yuya-chan? –Preguntó Keii-chan, al parecer, no le costaba trabajo entrar en su papel.

- Esto… no es fácil de decir pero…

De alguna manera los “padres” se preocuparon, se miraron entre sí, y por momentos se sintieron de verdad los padres de Tegoshi, este se veía algo tímido, cosa rara en él sin que ellos mismos lo provocaran.

- Verán… Estoy saliendo con alguien.

La reacción de los tres no fue otra más que de total asombro, pero de alguna manera eso hizo que Masuda se sintiera mucho más incómodo, incluso si esa situación fuera un juego de sus compañeros de grupo, no le parecía que debía estar en algo “tan personal”.

- ¿Estás saliendo con alguien, Yuya-chan?  ¿Desde cuándo? ¿Con quién? –Preguntó entre curioso y preocupado el mayor de los cuatro.

- Si ¿Quién? ¿Quién está saliendo con mi niño? –Shige se metió en su papel también –Eres muy joven como para andar en esas cosas, Yuya…

- ¡Es una buena persona! De verdad, no hay mejor persona en este mundo, de verdad que soy afortunado de estar con…

- ¿QUIÉN? –Preguntaron con exaltación los dos “padres”.

Tegoshi se mantuvo en silencio por unos minutos, una de sus manos, que permanecía debajo de la mesa y fuera de la vista de sus “padres”, fue a buscar la mano de Masuda, quién se tensó tan pronto sintió el tacto ajeno.

- Mamá, papá… Mi novio es Massu.

Nadie se pudo reír. Pero Masuda se puso rojo, sus mejillas casi se pusieron del color de su cabello, Shige y Koyama no cabían en su asombro, Yuya había guiado la unión de la mano de su “novio” con la propia sobre la mesa y mantenía una mirada tranquila, aunque una sonrisa de satisfacción en su rostro.

- Supongo que sí es Massu… No puedo oponerme –Terminó por decir Shige –Massu es la única persona en la que confiaría a mi loco hijo.

- Ciertamente, no puedo decir que no estoy sorprendido pero, tampoco podría decirte que está mal o que lo dejes. Massu es una buena persona para ti, Yuya.

- ¿Entonces está bien que Massu sea mi novio?

- Tienen nuestra bendición –Dijo Keii-chan medio en broma, medio serio.

- ¡Genial! ¡¿No te parece muy bueno esto, Massu!?

- Eh… sí, claro… Tegoshi.

- Ah ¡Mamá! ¡Massu me está llamando “Tegoshi”!

- ¿Y cómo se supone que él te llama? –Preguntó por casualidad “mamá”.

- “Mi rubio precioso”, “Amor”… “Conejito”, “Mi Ángel”… -Yuya empezaba a enlistar un montón de típicos (y no tan típicos) apodos de pareja.

- Massu, más te vale no llamar “conejito” a mi hijo en mi presencia –Hizo burla Shige al pelirrojo, provocando la risa de los cuatro al mismo tiempo.

Para cuando fue hora de dejar el comedor e ir a dormir, estaban todos de buen humor, habían dejado su juego familiar de lado y había conversado normalmente, burlándose un poco de lo que habían visto en televisión o de cualquier cosa que viesen. Estaban de buen humor. Pero muy cansados.

Normalmente, y desde hacía unos 4 o 6 años ya cada uno tenía su habitación de hotel, sin embargo debido a un error de la recepción solo tenían dos habitaciones disponibles para los 4, cosa que los hizo recordar esos años en los que se quedaban en habitaciones por binas o incluso tercias, cuando eran más en el grupo.

- Mamá, papá, no hagan cosas raras en el hotel –Tegoshi se despedía de ellos mientras se iba a la habitación que él había escogido.

- Tú tampoco las hagas con tu noviecito… -Respondió Shige con diversión Masuda –Tengo  un ojo sobre ti –Dijo Shige a modo de advertencia.

Masuda al llegar al habitación que compartiría con el rubio tomó un respiro y miró fijamente al rubio, exigía con la mirada una explicación pero para Yuya eso no parecía tener importancia alguna, ya que fue directo al baño y posteriormente a ponerse cómo para dormir, el pelirrojo esperó un momento más pero terminó por ir a su propia cama para hacer lo propio.

- Massu~ -Al fin decidió hablar Yuya.

- ¿Qué sucede?

- ¿No vas a dormir conmigo? Papá y mamá saben que salimos juntos… No tiene nada de malo

- ¿Sigues con eso?

- ¿Qué quieres decir?

- Tú juego, Koyama y Shige como tus padres, yo como… tu novio. ¿Qué fijación traes con eso?

- Eh… ¿No te gusta? ¿Habrías preferido ser mi hermano? No pensé que el incesto te pareciera bien…

Masuda le dirigió una mirada de exasperación, cada uno estaban en sus camas, separadas solo por un pequeño pasillo del ancho de un buró de noche que estaba entre estas, quedaron en silencio por un momento, Masuda no sabía realmente que contestar.

- Ven acá. –Finalmente decidió pronunciar esas palabras.

Tegoshi se fue a acomodar a la cama de Masuda, con una sonrisa en el rostro.

- No pensé que les iríamos a decir de esta manera que estábamos saliendo, Yuya… Lo hiciste ver como un juego. No me gusta. Vamos en serio ¿No?

- Lo sé. Pero por algo se empieza ¿No?

Masuda suspiró abrazando al rubio, besando su frente con suavidad, adoraba al chico pero muchas veces no entendía como la mente de este funcionaba, cosa curiosa es que esa es una de las cosas que más amaba de él, si es que era honesto consigo mismo.

- Tu padre me va a reprender si sabe que…

- Shhh, no importa. Ya estoy grande~.

Se durmieron pronto, con una gran sonrisa en el rostro, estaban cansados y de alguna manera, Masuda estaba feliz de no pertenecer a la familia ficticia de Yuya, porque estaba seguro de que fuera juego o no, él pertenecía a Yuya… y de que el rubio era completamente de él, además de que estaba contento de que ya no tendría que disimular cuando abrazaba a su novio frente a sus compañeros, ahora podían recurrir a su “juego” y quizás, en un futuro próximo decirlo sin pena.