viernes, 29 de septiembre de 2017

Cristal [2/2]



Título: Cristal
Género: AU
Pareja: TegoShige  [Tegoshi Yuya x Kato Shigeaki]
Fandom: NEWS
Palabras: 3,800
Tipo: Two-shot
Capítulo: 2/2
Resumen: Yuya es ágil, eficiente, tiene carisma y ha ganado experiencia… En un empleo que no le gusta el todo ¿Así estará cerca de cumplir su verdadero sueño?


Yuya cantó dos veces. La primera que fue la que complació por completo al letrista, y la segunda para que quedase grabado realmente un demo de la canción para que Domoto Koichi la escuchase y pudiese guiarse para cantarla en una próxima reunión.

Al finalizar la jornada, Shigeaki se acercó de manera personal al rubio y le estrechó la mano, no sonreía pero se veía a gusto, y aunque su voz se dirigió a todos en el estudio de grabación, la mirada y sensación fueron exclusivos para Yuya en el momento en que sus palabras fueron emitidas: “Nos vemos pronto”.

***

Sakurai se vio en un pequeño problema, dadas las circunstancias no podría despedir a Yuya, no cuando Kato Shigeaki había mostrado afinidad e interés tan marcado en el ahora rubio, pues no fue solo para una canción para la cual Shigeaki solicitó que Tegoshi cantara, sino también para las dos canciones que escribió para dar acompañamiento al sencillo de Domoto Koichi.

Esto resultó en que todas las canciones que originalmente solo iban a ser interpretadas por Domoto Koichi, fueran primero de Tegoshi, quién tras haber estado presente en el proceso de redacción, revisión y  composición de cada una, simplemente como parte de su trabajo, y también por su admiración al trabajo del letrista, pudo entender mejor la intensión y concepto de cada una.

Para la realización de la melodía, se contaron con las participaciones de dos compositores que habían trabajado tanto con el letrista como la disquera previamente en tiempos diferentes, y lo curioso fue que al estar ellos durante la grabación final, se sorprendieron del alcance que logró Domoto Koichi, pues, a pesar de conocerlo, pensaron que había alcanzado otra manera de cantar, tal vez no exactamente una mejoría, pero si con un estilo ligeramente diferente.

Nadie más que el equipo de grabación inicial supo que fue el asistente rubio quién consiguió expresar de primera vez, los sentimientos del letrista al hacer la canción.

***

El presentimiento de que no lo iban a despedir estaba desde que logró cantar, pero para Yuya era importante que después del 15 de noviembre, fecha en que el sencillo salía a la venta, tener una plática con su jefe, la cual tuvo lugar… Para confirmar su despido. Lo tomó por sorpresa, pero no tuvo argumento contra lo que le tocaba, cierto era que le habían avisado con antelación.

Para el día 16 de noviembre, solo se presentó para instruir en lo básico al nuevo asistente de Sakurai, un chico poco más joven que él, algo tímido pero se veía con capacidad, su nombre era Ryosuke Yamada, y estaba seguro que de haberse conocido en otra circunstancia diferente a la un remplazo de asistente se habrían llevado muy bien.

Cuando le comunicó esto a Koyama, este no podía creerlo, ya que juraba que lograría conservar su empleo pese a la advertencia de “ese tipo”, forma en que había optado por llamar al exjefe de Tegoshi.

- ¿Y qué harás ahora?
- ¿Qué haré? Buscar otro empleo, supongo, podré vivir un par de semanas pero no he ahorrado tanto.
- ¿Y qué tipo de empleo buscarás? ¿Nuevamente asistente?
- No tengo experiencia de otra cosa ¿Sabes? Creo que haber conocido a Kato-sensei fue lo mejor que me pudo pasar en ese lugar pero creo que desde el inicio estaba destinado a no cumplir mi sueño.
- Sonaste tan negativo…
- Es la verdad.
- Intenta darte otra oportunidad.
- No sé cómo ni dónde. Estoy algo viejo para presentarme en una empresa de ídolos y conseguir el apoyo de otra disquera sabes que es casi imposible.
- ¿Y tus grabaciones de las canciones de Domoto Koichi-san?
- Se las quedó la empresa.

Realmente Yuya estaba deprimido, y no era para menos, sentía que había perdido su oportunidad de conseguir un debut ¿Por qué rayos se había metido a intentar grabar algo esa vez? De haber sido más paciente, quizás hubiese logrado algo con Kato Shigeaki.

Es cierto, ya no iba a ver más a Kato Shigeaki… Su último encuentro ya había tenido lugar y no pudo despedirse apropiadamente de él, aunque no es como si de verdad tuviese algo que decirle, ni tampoco habían hecho algo más que lo laboral, podría decirse que no eran ni siquiera amigos, pero aun así, para Yuya estaba la sensación de que había una especie de conexión entre ambos más allá de lo laboral.

***

Temporalmente y como apoyo, Keiichiro empleó a Yuya como mesero en su restaurante, no necesitaba realmente uno, ya que no tenía un establecimiento tan grande como para necesitar algún mesero, pero la ayuda que le brindaba se agradecía y al final del día entre propinas y el simbólico sueldo que Keiichiro podía darle, estaba medianamente estable.

De cualquier manera, necesitaba un empleo real, no podía depender de Keiichiro y su buena fe, por lo que en el horario en que el restaurante permanecía cerrado, Yuya buscaba empleo en diversos lugares, intentando primeramente de asistente en varios ámbitos, pues a fin de cuentas el trabajo se parecía en cuanto a papeleos y pequeñas acciones.

No tuvo mucha suerte, y su cabello rubio le quitaba formalidad, por lo que tanto en el banco, el centro comercial, una agencia de viajes y también en una empresa de bienes raíces le rechazaron casi de inmediato al verlo, pese a su gran interés de un inicio vía telefónica, al saber que contaba con la experiencia de ser asistente del gran manager de Sakurai Sho.

“No me puedo rendir, no puedo quedarme así”. Era el único pensamiento que lo hacía reaccionar y no dejarse abatir. Y antes de que tuviese tiempo, ya se notaban demasiados adornos navideños en la calle. El doceavo mes del año, según su contrato, Kato Shigeaki debía haber terminado ya su canción para la unidad temporal de Sakamoto y Nagano, pero por alguna razón no había ningún tipo de anuncio en la calle. Ni en televisión. Sakamoto y Nagano no iban a sacar nada para ese mes, era claro, ya no quedaba tiempo para la producción y publicidad pero ¿Por qué?

***

- Si me permite opinar, Kato-sensei, creo que las voces de Nagano-san y Sakamoto-san pueden interpretar la canción correctamente, se siente el romance en la canción ¿No lo cree? –En un pobre intento de mediar la situación, Sakurai se dirigía al letrista tras haber interrumpido por novena vez en el día la grabación.

- No es solo romance la canción.

- Pero…

- ¿Tanto les cuesta a los artistas a su cargo comprender una canción? ¡No es solo romance! La canción está hablando de la traición de una mujer a su pareja porque se ha enamorado de otra persona, se trata de culpa, de un amor intenso, de un engaño y al mismo tiempo una promesa de amor entre la nueva pareja ¡No logran transmitirme nada! ¡Parece que solo leen la letra! ¡No la cantan! ¡No la sienten! ¡No la ENTIENDEN!

Kato estaba demasiado enfadado, ninguna grabación le quedaba, y si no fuera porque en el contrato se mencionaba que el letrista debía dar el visto bueno a la grabación de cada canción, hacía mucho que el equipo habría hasta grabado el vídeo musical.

Cierto era que tratar con el letrista había sido más complicado desde que este regresó para el trabajo con el dúo, al percatarse de que el eficaz y rubio asistente ya no estaba con Sakurai, nada se había complicado tanto como la grabación. Y no era que se llevasen mal, simplemente a Kato-sensei le fastidiaba demasiado que no lograsen captar la esencia de sus canciones. Y más de una vez mencionó que tal vez “Tegoshi-san” lo podría haber hecho bien.

El ambiente en la disquera era demasiado tenso, pero no se podía hacer mucho, romper con el contrato podría significar una demanda o de menos una multa económica que realmente era innecesaria pagar. Solo debían poder coordinarse.

Sakurai, se estaba arrepintiendo de haber despedido a Tegoshi con cada proceso de interrupción a la producción de la canción. Lo malo es que realmente, seguían con la primera canción. El sencillo se tendría que posponer quizás hasta febrero. Así como el de Kanon quizás para mayo.

Y eso de todas maneras modificaría el contrato inicial.

***

La vida de mesero tenía pese a todo, muy ocupado a Yuya, puede que el restaurante de su amigo no fuese el más grande ni popular, pero siempre tenía clientela, por lo que sus espacios para descansar o distraerse platicando con el mayor no eran muchos.

Pero era interesante, conocía a muchas personas a diario, estudiantes, trabajadores de oficinas cercanas, algunas familias, maestros de los institutos cercanos, algunos miembros de la estación de policía que se encontraba a dos cuadras y básicamente cualquier persona que se dejara atrapar por el olor al ramen del lugar.

- ¡Buenas tardes! ¡Bienvenido! ¡Tome asiento por favor en un momento lo atiendo! –Era lo que Yuya coreaba cada que sonaba la campanilla de la puerta. Pero en una ocasión, dos días antes de navidad, se le cayó la charola en la que solía llevar los platos de ramen, que ya iba vacía por suerte. Sakurai y Kato Shigeaki eran quiénes habían entrado, seguidos de la dupla que debía haber sacado su sencillo.

Tegoshi ignoró por completo la presencia de su exjefe, se centró sin querer en el letrista, en su abrigo azul que le cubría hasta las rodillas, su rostro ligeramente enrojecido por el frío de la tarde de invierno, pero más que otra cosa, su expresión que denotaba una mezcla se alegría y alivio de verlo. Cruzaron una mirada rápida, pero tan pronto esto pasó la dupla de cantantes que los acompañaba, tomó por los hombros al manager y al letrista, haciéndolos tomar asiento, para que segundos después Yuya se acercara dejarles un menú con los tipos de ramen que servían, pero sin ver directamente a ninguno, ya ni siquiera a su letrista.

Se alejó tan pronto como pudo a comunicarle la llegada de esas cuatro personas a su jefe y amigo, Keiichiro, quién entendió la situación, saliendo después él mismo a tomar las órdenes de los recién llegados.

Y fue así como alcanzó a escuchar lo que estos comentaban.

- ¿Qué hace Tegoshi-san aquí, Sakurai-san? Usted me dijo que había conseguido un mejor trabajo… pero no me parece que este sea un lugar para él ¿No le parece?

- Creo que eso no le incumbe demasiado, Kato-sensei… Yuya no estaba involucrado directamente con el contrato ni proceso de producción, aunque me sorprende tanto como a usted verlo por aquí.

- Yo quiero… -El letrista interrumpió su comentario al ver a Koyama presentarse con una cálida sonrisa a tomar su orden, cosa que fue hecha, era un ambiente algo incómodo, se notaba la inquietud del joven letrista, que se esforzaba de manera discreta para buscar al rubio con la mirada, pero desgraciadamente, no lo volvieron a ver, porque quién los atendió hasta irse, fue el amable Koyama.

***

Shigeaki tenía que regresar, necesitaba hacerlo, aunque realmente no tenía nada que decirle a Yuya de manera especial, simplemente quería una explicación ¿Qué hacía ahí? ¿Por qué dejó el empleo como asistente? ¿Por qué no lo había atendido en esa ocasión? Necesitaba verlo, contactarlo, volver a escucharlo. Aún si no fuese cantando.

La primera vez que volvió al lugar, estaba cerrado y en la segunda solo estaba Koyama. Pensó entonces que solo fue una coincidencia, y si no fuera porque realmente lo tuvo frente a él, comenzaría a pensar que fue un sueño. Pero, siguiendo el dicho de “la tercera es la vencida”, se presentó una vez más en el local, aunque ya a una hora poco común, ya casi a la hora de cerrar en un jueves por la noche.

- ¡Buenas noches! ¡Ya casi cerramos, pero tome asiento! ¡Nuestro ramen para la cena es una opción…! – La voz se le cortó a Yuya, estaba parado ahí el letrista con una expresión de alivio y cierto éxito de poder verlo de nuevo.

No había nadie más, hablando de clientes, así que Shigeaki decidió tomar asiento en la mesa que parecía más cercana a la cocina.

- Deme la especialidad de la casa, Tegoshi-san.

Yuya asintió sin decir nada más, pero esta vez, Koyama se rehusó a salir, animando al menor a que este lo atendiese “¡No es como si fuese un ex o una mala persona! La vez pasada lo hice porque venía Sakurai, pero ahora es tu adorado letrista, no tengo razón de intervenir, Tegonyan!”, mencionó Koyama, dándole una palmada en la espalda antes de que tomase el tazón del ramen que le llevaría al letrista.

Se lo llevó y entregó con cuidado, y se iba retirando, cuando el letrista con una seña le pidió que se quedara, y al no poder encontrar excusa, se quedó parado junto a la mesa. Shigeaki señaló con la mirada la silla frente a él y así el rubio tomó asiento.

Pasaron cerca de dos minutos muy incómodos para Tegoshi, ya que no tenía idea de que sentir, ni qué pensar, no sabía realmente la intensión del letrista de ir a verle, pero después de que el comensal que había pedido el ramen lo probase, sacó del abrigo negro que vestía una hoja doblada de papel, dejándola en la mesa y empujándola con los dedos.

- Demuestra que tengo razón, Tegoshi-san.

Yuya tomó la hoja y la leyó con detenimiento, era la letra de una canción, naturalmente, desanimó un poco esto al rubio, pero no supo de inicio por qué, pensó que sería… Otro tipo de escrito. Miró al mayor y este sacó ahora un par de audífonos conectados a un teléfono celular, con un ligero movimiento los dejó sobre la mesa, repitiendo la acción de la hoja de papel.

- Por favor.

Complementó, y fue así como el mesero se colocó los audífonos, escuchando una melodía calmada, pero que le daba la sensación de prohibición, algo de melancolía, pero al final, de dulzura, observó la letra de la canción y obtuvo una mirada alentadora del contrario.

Se levantó, se quitó los audífonos, puso nuevamente la melodía, tomó la hoja de papel, colocándola a la altura de su rostro, leyó rápida y mentalmente los primeros versos, y tras un par de segundos entonó como mejor le pareció la canción.

Y por primera, pero no  última vez en la noche. El letrista sonrió.

***

Kato se quedó hasta que logró que Yuya cantase todas las canciones que había escrito para el dúo. Estaba feliz, no solo de haber conseguido grabaciones de la voz de Yuya con la interpretación que quería para sus canciones, sino también porque a medida que la noche avanzaba lograba mayor afinidad con el chico.

No era cualquiera, y a penas y dieron cuenta de cómo Koyama pasaba a apagar las luces de la cocina, dejando a Tegoshi una nota en la caja que le pedía que cerrase cuando terminara su reunión, pero dándole libertad de explayarse lo que necesitara.

- Gracias, Tegoshi-san, de verdad, con esto creo que al fin podremos sacar el sencillo, quizás para finales de febrero…
- No ha sido nada, me halaga que me haya venido a buscar para esto, Kato-sensei.
- No me llames así, estoy seguro de que no soy muy mayor a ti.
- De hecho…

Shigeaki levantó una de sus cejas extrañado. Y posteriormente, Tegoshi le dijo que su cumpleaños  había sido hacía poco más de un mes, el 11 de noviembre, que había cumplido los treinta años, lo cual le hacía menor que el letrista por solo 4 meses, exactamente.

- De haber sabido le hubiese preparado un regalo… -Comentó con ligereza el letrista.
- No tiene qué, no es la gran cosa, no recibo muchos regalos de cumpleaños – Restó importancia el menor con un ademán de sus manos.
- Pero siento que estoy en deuda usted… Déjeme hacerle un regalo ¿Sí?
- Si me dejase de tratar tan formalmente, sería suficiente.
- Digo lo mismo, Tegoshi-san.
- “Yuya”. Está bien si me llama “Yuya”.
- Llámame “Shige”, Yuya. –Dijo al fin tras unos momentos –Pero igual te haré un regalo.

***

El letrista no volvió al local hasta una semana después, y volviéndose una costumbre, iba cada jueves al restaurante, empezando primero solo por informarle los avances de la producción al joven mesero, y después simplemente porque le había gustado el ramen que preparaban ahí… Y la compañía del rubio.

- ¿Por qué trabajas aquí, Yuya? No me malentiendas, eres un mesero genial, pero, no es tu mayor talento, ¿Lo sabes, verdad? He trabajado con muchos cantantes, ídolos y bandas… Eres por mucho uno de los mejores intérpretes de mis canciones ¿Tienes idea de tu potencial musical? ¿Por qué eras asistente? ¡Eres mucho más que eso en una disquera! ¡Yo lo puedo ver! Y más aún ¡Tú lo debes de saber!

El reclamo de Shige, en parte le divirtió a Yuya, quién a mitad de su discurso había empezado a reírse discretamente al ver las expresiones tan marcadas en el rostro del mayor, se veían un poco dramatizadas al momento en que las hebras negras del cabello de este se movían tapando un poco sus ojos a momentos, pero al final volvía la exasperación del letrista.

- No tengo el talento suficiente, Sakurai-san siempre dijo que necesitaba más que mi voz para triunfar en la música.
- Comienzo a dudar de las capacidades de Sakurai-san como manager ¿Sabes?
- Es una buena persona, tiene gran visión, pero me supongo que no soy suficiente. Trabajaba en la disquera con la idea de que me podrían dar una oportunidad… De hecho, me despidieron por hacer uso personal de un estudio de grabación.
- ¿Qué?
- Tres veces. Bueno fueron seis veces creo, pero en tres ocasiones no me atraparon. La última vez fue cuando nos conocimos, en la primera reunión. Ese día se me dijo que trabajaría solo hasta la salida del sencillo de Domoto-san.

Shigeaki no sabía si reírse o no, pero al final sonrió como pocas veces lo hacía.

- Ya sé que te daré de regalo, Yuya.

***

Era el último jueves correspondiente marzo y el pelinegro letrista no llegaba al restaurante, esto comenzaba a preocupar al rubio, pero cuando fue hora de finalizar la jornada de trabajo, el amable dueño del restaurante, le encargó como siempre apagar luces y cerrar, diciéndole que seguramente su “novio” tendría una buena razón para llegar tarde.

- No es mi novio, Keii-chan, es mi amigo como tú.
- Yo no quiero ser un amigo como él. Él te mira como si fueras la cosa más brillante del universo.
- Mentiroso.
- Me tengo que ir. Me llamas al rato para confirmar que ya te pidió matrimonio.
- ¿Puedes callarte e irte de una buena vez, Koyama? –Tegoshi le aventó una servilleta hecha bola mientras este corría fuera del establecimiento.

Pero justo cuando Koyama desapareció apresuradamente, Kato llegó con una expresión agitada, no solía correr, el menor lo sabía por las conversaciones que había tenido con este en sus jueves pasados.

- ¿Sucedió algo, Shige?

Este le entregó un folder negro, sin decir nada, recuperando el aliento tanto como podía. Mientras que el rubio tomó el folder llevándose una gran sorpresa dentro de este.

- ¿Shige?
- Yo mismo lo revisé. Solo tienes que firmarlo.

Esa no era la forma en la que le hubiese gustado discutir su debut, siempre imaginó la discusión de términos, regalías, porcentajes, el uso de su imagen y su voz, los compositores y letristas que colaborarían con él, pero terminó por colocar su firma en las hojas correspondientes, la vida de Yuya había cambiado, no desde ese momento si no desde que Shigeaki lo vio por primera vez, solo que al fin se materializaba su meta.

***

Una voz muy animada, promocionaba con ahínco una canción, el debut inesperado de un artista rubio con la voz más potente que el locutor había escuchado. Masuda Takahisa tenía la labor de llevar una radio que siempre colocaba antes que nadie las mejores canciones, de hecho las canciones que tenían el honor de ser transmitidas en su programa eran pocas, y más si eran de un debut.

“La canción que acabamos de escuchar se llama “Cristal”, Kato Shigeaki, nuestro gran letrista dio nombre y forma a los versos entonados, como siempre sorprendiéndonos con un nuevo concepto, la melodía por otra parte corrió a cargo del mismo cantante ¡Tegoshi Yuya! ¿No es una maravilla? ¿Dónde había permanecido tanto talento escondido? ¡Menos mal que nuestro letrista lo encontró! ¿Sabían que esta es la primera canción debut que en toda su vida ha escrito Kato-sensei? ¡Tegoshi Yuya tiene ese honor! Sabemos que le irá muy bien en ventas ¡Por favor apoye a este nuevo artista con su sencillo “Cristal”, próximamente a la venta el 23 de mayo!” Vociferó la radio.

- Ese locutor es muy energético ¿No lo crees, Shige? –comentó Yuya recostado en la cama del mayor, había sido un día muy atareado para ambos, se habían presentado a más de una conferencia de prensa y habían dado un par de entrevistas, unas en conjunto, otras por separado.
- Es su trabajo, Yuya –Respondió el aludido acostándose también en la cama.
- Igual me ha gustado la presentación que hizo, si dan ganas de comprar mi canción.
- Tu voz por si sola haría que cualquiera comprase un CD. Yo soy un ejemplo. Aunque en mi caso me enamoré de tu voz al grado de quererte para mí y no solo un CD.

Ese comentario tomó por sorpresa a Yuya, el letrista pese a ser el autor de mil canciones románticas, no solía expresarse así.

- Pensé que había sido mi cabello rubio –Dijo con cierta gracia, queriendo disimular su sorpresa inicial.
- Me gustabas más con el cabello castaño –Respondió burlón el mayor.
- ¿¡QUÉ?! –Esa era otra confesión que no esperaba– ¿¡Hablas en serio?! En ese caso debo regresar a ese color ya… Debo ir con mi estilista, ¿Has visto mi celular?
- No seas tonto, me gustaste con el cabello castaño. Pero me enamoraste por tu voz, me hechizaste en cada cita de los jueves en ese restaurante, por la facilidad con la que puedes interpretar lo que escribo, Yuya, me da igual el color de tu cabello o estilo que tengas, me gustas tú y punto. ¿Entiendes?

La pequeña sonrisa de victoria y satisfacción de Yuya se unió en un momento a los sorprendidos labios del mayor, callándolo en un beso suave, de alguna manera no fue sorpresa saber que se gustaban o más aún empezar a salir.

“Cristal” fue la clave, total ¿Qué puede ser mejor que la persona que amas cante tus propios sentimientos con una voz casi celestial, entendiéndolos a la perfección? Según Shige, nada.

sábado, 23 de septiembre de 2017

Cristal [1/2]



Título: Cristal
Género: AU
Pareja: TegoShige  [Tegoshi Yuya x Kato Shigeaki]
Fandom: NEWS
Palabras: 3,600
Tipo: Two-shot
Capítulo: 1/2
Resumen: Yuya es ágil, eficiente, tiene carisma y ha ganado experiencia… En un empleo que no le gusta el todo ¿Así estará cerca de cumplir su verdadero sueño?

Era su tercera llamada de atención, sabía que esa situación lo podría llevar a perder su empleo, el cual, a decir verdad no era muy glamoroso y sinceramente, de fácil reemplazo. Yuya no era vital para la disquera en la que trabajaba. Lo sabía. Y aun así se había arriesgado una tercera vez.

Su trabajo, realmente consistía en ser el asistente de uno de los managers de la misma disquera, a veces simplemente llegaba, se presentaba y esperaba indicaciones que no eran muy diferentes de “tráeme un café”, “ve a dejar esto a recursos humanos”, “necesito que canceles los eventos de hoy, salió un imprevisto”, otras andaba de un lugar a otro consiguiendo firmas, y había días en los que no hacía nada, ya que no era temporada de “trabajo”.

Esos pequeños espacios de “nada” era lo que lo tentaban a hacer algo por lo cual le llamaban la atención. La primera vez que lo hizo, fue con éxito, nadie más que uno de las artistas de la empresa se dio cuenta, pero el no dijo nada. La segunda vez consiguió su primera llamada de atención. La tercera y cuarta oportunidad también fueron con éxito, sin embargo la quinta vez, ganó su llamada de atención.

¿Qué es lo que hacía?

Se metía a uno de los estudios de grabación, usaba parte del equipo con el que se contaba, y empezaba a cantar. Yuya no había nacido para ser asistente en una disquera, él sabía que había nacido para brillar en un escenario, cantar y tener sus propias canciones. Él quería ser una de las estrellas de la disquera, quería demostrar su talento nato.

El manager para el que trabajaba le había dejado claro que necesitaba más que su voz para conseguir algo en la industria de la música y aunque no lo quería desanimar, él no le podría brindar el apoyo que necesitaba.

- ¡Lo siento mucho! –Decía Yuya con una marcada inclinación hacia la persona que lo estaba regañando, el cual era uno de los encargados de los estudios de grabación.

- ¡Es la tercera vez! –Exclamaba el hombre, con cierto enfado.

- ¡Lo siento mucho!

- Creo que será la última…

El cómo la voz pareció apaciguarse y también el cómo se hacía más lejana le llamó la atención al joven, por lo que levantó un poco su vista, se sentía nervioso, porque ahora ese encargado, hablaba con su jefe directo, el manager para quién trabajaba: Sakurai Sho. Era casi un hecho de que lo iban a despedir.

Se enderezó un poco, marcando con demasiada fuerza su puño izquierdo, quería golpear algo ¡Solo quería ser escuchado! ¡Quería una oportunidad! ¿Realmente era tan malo querer una oportunidad en el mundo que siempre soñó, en el de la música? ¿Tenía que vivir conformándose?

Sakurai se disculpó también con el encargado de grabación, y asumió la responsabilidad, diciendo que no se repetiría. El encargado suspiró, pensando en que no habría logrado despedir al chico atrevido que se las daba de cantante en sus estudios.

El manager llamó a su asistente. No lo miró mal, solo negó con la cabeza y le dio la indicación de ir a su oficina principal en la cuarta planta por unos papeles que necesitaba para la sala de juntas en el segundo piso. Mencionando la urgencia de esta tarea porque ya habían llegado los invitados a la sala de juntas.

Yuya asintió y se dirigía ya casi corriendo a la oficina de su jefe cuando este le dijo que tendrían que hablar seriamente después de lo sucedido. La expresión de Yuya que por unos momentos fue de alegría y alivio, se tornó preocupada, su jefe era una persona muy amable, considerada y paciente, pero por la forma en que le mencionó lo último, pensó en que quizás había tocado el límite.

***

“Yuya es eficiente. Es rápido. Tiene carisma. No tiene errores mayores en los documentos que le encargo, es dinámico y tiene buenas propuestas a soluciones de problemas imprevistos. Conoce bien el edificio, tiene buena relación con los demás aunque no creo que sea amigo de nadie… Encontrar otro asistente será muy difícil…”, pensaba Sakurai en lo que iba hacia la sala de juntas, su invitado ya estaba ahí, por lo que saludó formalmente una vez que atravesó la puerta.

- Un gusto conocerle en persona, Kato-sensei.

***

A pesar de no demorar en llegar a la oficina del manager, si tardó un poco en encontrar los papeles encargados, y sumando la preocupación de perder su empleo no llegó tan pronto a la sala de juntas, en la cual, ya había iniciado la reunión, entró discretamente y fue a tomar lugar a la espalda de su jefe, dando un paso a la derecha para hacerle entrega de los papeles. Procedía a retirarse cuando, su mirada se cruzó con el personaje con el que Sakurai tenía la reunión.

Sus piernas se tensaron un momento, incapaces de moverse, su respiración se cortó por segundos, sus ojos reflejaron la sorpresa con marcada exageración, por otra parte, sus manos no encontraban lugar para colocarse, se sentía torpe. Torpe como muy pocas veces se sentía.

El afamado letrista Kato Shigeaki estaba teniendo una reunión con su manager.

Sakurai se percató de la reacción de su asistente y le pidió quedarse para hacer la toma de notas de los acuerdos de la reunión y como respuesta en un tono más alto y nervioso del que le hubiese gustado demostrar, accedió. El letrista dibujó una sonrisa divertida y curiosa en su rostro, cosa que logró poner al pobre asistente más nervioso.

¿A qué se debía esa reacción de Yuya?

A la misma razón por la Sakurai mantuvo en secreto esa reunión de su asistente hasta ese día. A Yuya le fascinaba Kato Shigeaki, en cierto sentido.

Los gustos musicales de Yuya siempre habían sido variados, desde las baladas más románticas hasta el rock más escandaloso posible, pero había un patrón que no descubrió hasta tiempo después de que la música le interesó con más firmeza y en un sentido más profesional. La letra de las canciones.

Ya sea con metáforas o conceptos completamente elaborados para sus canciones favoritas, tenían algo en común: todas las canciones que habían significado algo en sí mismo o que le habían llevado a reflexionar, se debían a un solo letrista: Kato Shigeaki.

El talento de Kato se había descubierto cuando este era muy joven. Siendo hijo además de una afamada cantante, ganó popularidad cuando esta decidió cantar un poema que a su pequeño de 10 años le habían dejado como una tarea de colegio. Ese poema, que su hijo había hecho sin un objetivo mayor a cumplir su tarea se convirtió en el inicio de su carrera como letrista.

Con el tiempo, por curiosidad y el interés que esto generó se encontró escribiendo poemas y canciones que a lo largo del tiempo ya sea su misma madre o algunos amigos de esta cantaban. Cuando Shigeaki cumplió sus 15 años ya había escrito alguna canción para más de 16 artistas diferentes. Y fue cuando decidió que quizás podría dedicarse a escribir.

Curioso es que sus notas en literatura, o japonés no eran las mejores, y no se imaginaba a sí mismo escribiendo cosas como libros o cuentos, pero decidió que estudiar la Literatura y creación literaria sería lo mejor para él, ya que de escoger algo más musical, sentía que no podría seguir desarrollando su talento.

Lo impactante de su carrera, al menos para Yuya, era que mientras él había logrado salir del instituto y comenzar una carrera en psicología que abandonó a la poco antes de terminar, Kato había culminado sus estudios y trabajaba con mayor reconocimiento que antes… cuando los dos tenían la misma edad.

La vida de ambos era como muchas, variada, y aunque a Yuya en un principio le molestó en demasía las dimensiones de la diferencia entre ambos, cuando descubrió que no podría odiar no competir contra el letrista, ya que a fin de cuentas adoraba lo que este escribía,  decidió que lo iba a admirar y seguir en su carrera, poniéndose como meta lograr que el letrista le escribiese una canción algún día.

Sin embargo, para Yuya el haber conocido así a Kato le había sorprendido mucho. Algunas veces había hablado con su jefe de hacer que colaborase con algunos de los artistas que Sakurai manejaba, pero siempre había quedado como un posible, un quizás, o un “Kato-sensei tiene muchas responsabilidades y encargos, no puedo pedirle que escriba algo para nuestros artistas, Yuya, al menos no tan repentinamente, él es alguien ocupado”.

La reunión sin embargo, tenía ese fin, lograr que Kato Shigeaki colaborase con la disquera en la producción de tres sencillos de los tres artistas más populares de esta, dos de ellos, manejados por el propio Sakurai, por ello era él quién estaba haciendo el trato.

***

Yuya ocultó tanto como pudo su emoción de estar en reunión con alguien a quién podría llamar “meta”, alguien a quién admiraba, alguien por quién se sentía en cierta manera deslumbrado.

- Creo que no queda nada más por aclarar, Kato-sensei. Yuya, por favor lee los acuerdos generales para verificar los términos en los que se hará el contrato ¿De acuerdo?

La mirada del letrista se posó en el asistente, intentó parecer de confianza pero la curiosidad pudo más y en sus ojos se reflejó, por lo que aunque Yuya disimuló perfectamente, se sintió apenado. Procediendo a leer con voz clara y formal hasta cierto punto.

- El Letrista Kato Shigeaki se compromete a la producción de tres sencillos, uno para los siguientes artistas: Domoto Koichi-san, en el onceavo mes del año en curso, la unidad temporal de Sakamoto Masayuki y Nagano Hiroshi en el doceavo mes del año en curso y finalmente, ya sea para el tercer mes del próximo año, con Kanon o el próximo debut de la disquera, pero para el cuarto mes del próximo año. Las ganancias del letrista, Kato Shigeaki serán discutidas en la reunión del próximo 26 de septiembre, respetando como se debe las formalidades conocidas de la disquera. El contrato se firmará en la última semana del noveno mes del año en curso.

- ¿Alguna inquietud, Kato-sensei? –Preguntó el manager al darse cuenta de que la mirada de este, seguía posada en el asistente, que seguía con la mirada clavada en sus notas de la reunión.

- ¿Eh? No. Solo que me preguntaba, ¿Por qué un talento de su empresa es quién toma notas de las juntas? ¿No sería mejor un asistente? –Preguntó con cautela el letrista.

- ¿Talento? –Sakurai sonrió ligeramente- Tegoshi Yuya es mi asistente, no es un talento de la disquera.

- Oh, lo siento. Su voz me sonó familiar, quizás estoy cansado.

Lo que Sakurai no previno fue la sonrisa estúpida, confiada y llena de satisfacción del asistente, demasiado obvia y que sacó al letrista una sonrisa discreta, como de complicidad. La reunión concluyó en pocos minutos después, ya que el letrista tenía otro compromiso al grado de no poder ni aceptar el café que se le ofreció.

***

El gusto, desafortunadamente no le duró mucho a Yuya, pues en cuanto el letrista se fue, recordó que quizás era su último día de trabajo, al momento en que regresaba para hablar con Sakurai sobre su conducta respecto a la situación antes de la junta.

Al llegar a la oficina, Sakurai se sentó en su sillón, invitando al menor a sentarse también, esperó unos segundos antes de empezar a pronunciar su discurso. Era parecido al que le dio después de la primera y segunda llamada de atención. Pero su tono voz era más severo.

- No puedo despedirte, Yuya. No ahora que necesito cerrar el trato con Kato-sensei. Necesito que te quedes hasta que tenga su firma, y quizás el primer sencillo terminado. ¿Por qué? Porque necesito agilidad, compromiso y dedicación para esto, es quizás uno de los tratos más importantes en mi carrera y en la de los artistas implicados. Te necesito.

Yuya calló, entendía la situación pero eso ¿Qué significaba?

- Estarás trabajando para mí hasta noviembre de este año. Te aviso con tiempo por dos razones: creo que así podrás encontrar otro empleo o al menos guardar el dinero que se te pague por estas últimas semanas de trabajo para después. Y la otra, porque me daría más problema ponerme a buscar otro asistente justo cuando un trabajo tan delicado se viene.

No esperaba en parte esa consideración de su jefe pero ¿Realmente era tan malo querer cantar y haber usado uno de los estudios de grabación que de por sí nadie estaba usando en ese momento? No era como si hubiese obstaculizado algún trabajo pendiente, pero parecía que la simple acción de algo que “no le correspondía” era algo muy malo.

Hacer otra cosa no parecía posible, más que aceptar. Agradeció la amabilidad de su jefe y volvió a su rutina diaria. Ese día salió temprano y decidió ir como siempre, a comer al restaurante de su mejor amigo de toda la vida: Koyama Keiichiro, un poco de ramen no estaría mal, además tenía que contarle con detalle todo su día.

***

- ¿Conociste a Kato Shigeaki? ¿Hablas en serio? ¿Cómo es que no sabías que iba a ir a tu disquera si hasta con tu jefe se reunió? ¿No se supone que eres su asistente?

Las preguntas salieron de manera casi atropellada de los labios del mayor de los jóvenes, que después de cerrar se habían quedado conversando, para el dueño del restaurante era como un sueño lo que el contrario le contaba, ya que había seguido a Yuya prácticamente desde que el mayor de ambos, Keiichiro había iniciado su educación de instituto.

Yuya contestaba con calma, realmente había tenido ya el día para asimilar su gran acercamiento al letrista, pero en su mirada aún se reflejaba el brillo de la emoción.

- Ya que vas a trabajar un tiempo con él… -Empezó a Decir Keiichiro, con un afán medio insinuador y positivo, como siempre solía ser él- ¿Por qué no intentas cantar para él? ¿No crees que acaso podría ver tu talento y hasta ayudarte a grabar alguna canción?

- No creas que no lo he pensado, Keii-chan  pero… Aunque hoy pensó que yo era un talento de la disquera, creo que no estaría interesado en algo así. Hoy fue él mismo quien insistió en no ayudar en un disco debut, si no en el de alguien ya con carrera. No creo que en especial quiera escribir algo para Kanon-san, simplemente no quiere escribir un debut.

- No propongo que sea el quién haga la letra de tu canción, solo que te escuche, con su influencia podría ser más fácil para ti…

- Me gustaría, sí, pero no quiero aprovecharme de esa manera de Kato-sensei, además… Él tiene mucho trabajo, y no creo que realmente le interese algo como ayudar a un asistente de manager a debutar.

- ¡Sé más positivo, Yuya! ¡Tienes poco más de un mes para conquistarlo con tu voz!

Yuya se avergonzó porque eso sonó más a otra cosa que a convencerlo de que tenía un talento para cantar. Keiichiro se dio cuenta de la reacción del menor, así que le hizo burla diciéndole “No sabía que te gustaba también en ese sentido…” Le costó un buen golpe en la nuca de parte de Tegoshi, pero su cara lo valió, tenía cierto reflejo de vergüenza en sus mejillas.

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El segundo encuentro con Kato Shigeaki fue más calmado y breve que el primero, la junta pasó sin problemas, sin embargo no pudieron persuadir al letrista de escribir el debut que la disquera quería, por lo que al final se firmó contrato para con Domoto Koichi, la unidad de Sakamoto y Nagano, y el talento femenino de Kanon.

Se determinó también que en la siguiente reunión tendrían que conocerse los talentos que cantarían las canciones a cargo de Kato-sensei, así que se empezó a programar y organizar especialmente por Yuya.

- Ya veo porqué es su asistente, Sakurai-san… Tegoshi-san es realmente eficiente.

El comentario llenó de orgullo a Tegoshi por unos momentos, pero en parte también lo desmotivó ligeramente, de todas las personas que podría haber conocido en ese medio, él era quién menos le gustaba que dijese que era un buen asistente. Yuya era más que un asistente. Quería ser mucho más. Para Kato Shigeaki quería hacerse notar como otro tipo de persona.

La reunión con los artistas que cantarían las canciones de Shige fue exitosa, logrando gran afinidad en especial por parte de Domoto Koichi, quién sería el primero en sacar su sencillo. Tegoshi estaba en todas las reuniones atento a cualquier cosa que su jefe o alguno de sus compañeros necesitaran.

***

- ¡No tengo ni la más mínima oportunidad de que me escuche, Keii-chan! ¡Shige no me escucha ni me mira! –Exclamó con exasperación tras haber bebido un poco tras la primera jornada de prueba para la letra en la que trabajaban para la canción principal del sencillo de Domoto Koichi.
- ¿Shige? –Empezó a reír burlonamente Keiichiro, quién estaba a su lado, tomando junto a él, aunque no tanto como el menor.
- Así lo llama Domoto-san, al parecer se llevan bien. –Comentó en respuesta el más joven.
- ¿Entonces estás celoso?
- ¿Celoso de que otro obtenga su atención? ¿De que trabaje bien con Domoto-san? Realmente… no es tanto eso, quiero simplemente que me mire un poco, puedo cantar mejor que Domoto-san, lo sabes ¿No?
- No diría que mejor… -Tegoshi empezaba a ver mal a Koyama- Solo que tú cantas diferente, eres más dulce.
- Entonces a Shige le gustan las cosas amargas.
- De verdad te gusta mucho ese letrista
- Solo quiero…
- Creo que no solo quieres que vea tu talento, de por si tu admiración por él me parece extraña...
- No te hagas ideas raras es solo que quiero llamar su atención lo suficiente.
- ¡En ese caso hazte más llamativo!
- ¿Llamativo?

Lo que Keiichiro quería decir era que fuese más activo frente al letrista, demostrara con pequeños detalles que podría hacer más… Pero para Yuya, estando ya algo borracho su idea de llamativo vino del letrero del mismo establecimiento en el que habían estado bebiendo.

En su día libre, fue a una estética, contabilizó lo que según él no significaría un gasto demasiado fuerte para su economía futura y pidió la decoloración más extrema que pudo haber solicitado. Quizás fue algo exagerado y se estaba arrepintiendo cuando el peróxido le hacía efecto en la cabeza, pero al final no desistió.

Para la siguiente reunión su cabello fue sensación, o mejor dicho foco de atención, literalmente: el color amarillo le quedaba, no era un rubio natural, pero no se veía mal. Logró medianamente su cometido, obtuvo la atención del letrista todo el primer día en que se encontraron tras el cambio de Yuya. Pero lo justo es decir que Yuya tuvo la atención de todo mundo, es decir, era imposible no verlo.

***

Las reuniones pese a todo continuaron con normalidad, al menos hasta que Shigeaki tuvo lista la letra, que fue cuando su parte en la producción de la canción terminaba, así que Yuya ya no iba a tener más oportunidad para verlo, lo sabía porque según lo dicho por Sakurai, tendría que ya buscar qué hacer, pues una vez que el sencillo saliese a la venta, él se quedaría sin empleo.

Motivo por el cual cuando Shigeaki hizo acto de presencia el día en que harían las primeras pruebas de audio para con la canción, sorprendió a todo el equipo que colaboraba con Domoto Koichi, este último saludó animosamente al letrista y Tegoshi sin poder evitarlo puso mala cara.

Lo interesante sucedió cuando el letrista escuchó el primer intento del artista con la canción. Su expresión no mostró desagrado alguno, pero si sorpresa, el resultado no le estaba gustando, sugirió usar otro ritmo, sugirió cambiar la escala de la voz, el tono… La canción no quedaba del agrado del letrista.

Realmente su opinión podría no significar mucho, pero dado que era su propia creación le letra tenía ya una idea de que quería lograr.

- ¿Podría intentar un tono más abajo? Al inicio de la letra se refleja un sentimiento de desolación, pero no me da ese sentimiento, la esperanza es hacia el final de la canción ¿Es que no ha comprendido la letra, Domoto-san?

Sus palabras no eran groseras, pero su tono era molesto, casi exasperado, de modo que hicieron más pruebas, ninguna complació a Shigeaki de manera total. Eso ya estaba preocupando a Sakurai, quién iba sugerir continuar otro día, sin embargo algo inesperado pasó.

- ¿Tegoshi-san? ¿Tiene experiencia en el karaoke?

Las palabras significaron un mundo para el joven rubio quién asintió, Sakurai levantó una ceja sorprendido ¿Realmente creía el letrista que un asistente podría interpretar adecuadamente la canción que había escrito para Domoto-san?, pero no objetó nada simplemente dio permiso con un ligero movimiento de cabeza a Yuya de acercarse e intentar.

Tegoshi entró a la cabina de grabación, sin la letra en mano, no la necesitaba, ya conocía la letra, la música comenzó, contó los tiempos pertinentes, estaba realmente nervioso, nunca pensó estar en esa situación, pero era su oportunidad, la que deseaba y no dejaría que sus nervios o sorpresa lo estropearan todo.

Fueron segundos los que pasaron, pero parecieron minutos interminables antes de que, Yuya cerrase sus ojos y comenzara a entonar la melodía como él la entendía.

- Eso es a lo que me refería… -Comentó Kato con una sonrisa satisfecha.